Ella y su lenguaje
Habían sido los días turbulentos que arremoliban todo en mi joven y ambiciosa mente.
Esa noche decidí escapar de un sofá que me tragaba con su carcajada maléfica. Me refugié en una de esas exhibiciones raras, alternativas. Buscaba perderme solitaria en ese espacio metálico y profundo como es el "Tanque". Un lugar surgido a partir de la rehabilitación de un depósito industrial , ahora destinado al arte más conceptual y experimental. Quizás allí encontraría algo que no sabría explicar, sentido.
Fue necesario adentrarme sola en ese gran bidón seco de petroleo para sentir los latidos de la vida, !las profundidades de su lenguaje. Ella se valía de esos artistas experimentando, de esa superficie orbitada, de esas bombillas metidas en pequeños bidones que luchaban por irradiar su luz. ¡Que curioso!, aún metidas en un pequeño recipiente plástico y opaco eran capaces, todas en unión, de iluminar un grandioso y oscuro entorno. Estaba claro, la vida, Ella, quería comunicarme algo.
Llegué a casa no sintiéndome la misma, otra. Era como si Ella se hubiera metido en mi pequeño cuerpo y en mi alborotada mente para dejarla flotando, en el espacio.Me fuí a dormir y enseguida entré en el mismo sueño flotado y tranquilo y en el que de repente navegaba lánguida una frase:
-"La vida es la mayor obra de arte, de ella derivan las demás".
Al despertar, recordé esta frase. ¿De quién venía?, ¿quién era?, ¿qué sentido tiene?. Lo extraño es que nunca recuerdo mis sueños y esa mañana recordaba nítidamente esa frase. De repente, me vía sentada en ese asfixiante sofá pero ya no me engullía., mi mente estaba nítida, como un cielo azul y un sol brillante. Me invadían flashes que eran pinceladas de rojos encarnecidos, amarillos vibrantes, azules intensos, verdes.... y mi sensación de auténtico renacer, placer infinito.
En cuestión de unos segundos lo comprendí todo. Eran los paisajes en la que estamos inmersos.
La voz?, la vida.
¡Que absurda que había sido, que días perdidos!. ¡Vivir sin saber qué hacer con la vida por no escucharla!.
Tristeza por esos días perdidos que nunca volverán y agradecida porque por perder un día, el sentido de Ella, íntimamente la encontré.
Detenerse, aislarse, escuchar y observar.
La vida es la mayor obra de arte, de ella derivan las demás
P.S
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