Para aquellos escritores
Sentía un gran deseo de que me ocurriera algo similar y por eso no podía dejar de leer. Acampar en cada página buscando eso que tanto me faltaba.¡Venga! No se rían,no se engañen y sincérense en soledad. ¿A quién no le falta algo en la vida?.
Mi corazón estaba creyendo aquella historia. Era como si aquel femenino personaje recobrara vida en mí. Estaba expresando sus sentires en cada capítulo. Su historia, su vida allí palpitando en una página de 20,5 cm de alto y 14,5 de ancho.
Al poco tiempo noté un calor poco normal, dado que fuera estábamos a 3 grados. Ahí estaba mi pequeño cuerpo, desprendiendo cada vez más y más calor, estremeciéndose con cada letra leída, descodificada. Vivida.
Pasaban las horas como si fueran segundos y no me importaba.
Cinco horas y la luz tenue del exterior anunciaba un nuevo día, pero yo no podía parar. No!, en ese momento no, ni loca, vamos!, ¡estaba en lo mejor!.
En realidad estaba en lo mejor desde que comencé a leer aquella novela de tapa maltratada por el tiempo. Tengo que hacer aquí un inciso y una denuncia.
¿Se han preguntado cuántas novelas hemos rechazado comprar sólo por una mala portada?.
La imagen de mi libro daba indicios de una remota y pastelosa novela romántica. De esas que se guardan en las mesitas de los abuelos y cuando abres el cajón te recuerda a la habitación de un hospital y allí aparece un libro acostado, sin alas. En fase Terminal.
Nada parecía menos cierto que esta presentación porque era una obra de arte expuesta en una rancia galería. ¡Esa obra de arte no merecía una presentación asi!.
Nada parecía menos cierto que esta presentación porque era una obra de arte expuesta en una rancia galería. ¡Esa obra de arte no merecía una presentación asi!.
Ya eran las cinco de la mañana cuando miré el reloj. ¡Madre mía!, ¿y quién vuelve a la realidad?. Lavarse la cara, vestirse e ir corriendo para cumplir un turno en un motivante restaurante de “comida sana”.
Lo cierto es que creía estar en aquel jardín viviendo sensaciones que hasta había soñado y no me quería ir.
De repente, la cruda realidad me agarró del brazo para llevarme a mi cama. Me percaté de lo tardísimo que era, ¡sólo tres horas de sueño me quedaban!. Vacilé en cerrar el libro, pero la voz de un ángel, él, ellos, tiraban con fuerza de mi voluntad.
Fui débil y volví a meterme en la novela. ¡ Cuantas veces había soñado con aquello y que familiar me parecía todo!. Reí a carcajadas y lloré como un río tranquilo estando dentro de ella, no entre mis cojines.
También me sentí a veces vulnerable y otras veces fuerte, me enfrenté a situaciones difíciles y a situaciones de auténtica recompensa, aprecié el auténtico amor y lo sentí por cada rincón de mi cuerpo.
El corazón se me salía.
El corazón se me salía.
Me noté de tantas maneras en aquel personaje, que ni una vida entera me las hubiera brindado. El mayor placer del día concentrado en esas horas nocturnas.
Por mi piel circulaba auténtico fuego, mi cuerpo latía desde dentro con ansía y me cosquilleaba hacia fuera, y aunque mis ojos me escocían pidiendo descanso, no importaba si mis profundidades me estaban acariciando de aquella manera.
¡ Dios, que sensación de auténtico placer! .
¡ Dios, que sensación de auténtico placer! .
Me sentí en el cuerpo de aquella pequeña belleza, huérfana, cogida de la manita de su hermana, ejerciendo de madre y saltándose una etapa tan importante como es la adolescencia.
¿De qué manera tan mágica estaba escrito un libro y qué autor podía conseguir romperte a reír o a llorar ?. Creí que eso nada más que ocurría en las películas de casa, en el cine o en la vida real.
Mis agradecimientos a todos aquellos escritores que consiguen atravesar algo más que la piel de otras personas, que vivamos sus crudas experiencias y que conozcamos sus sentimientos más viscerales a pesar de que nunca nos toque vivir la misma historia.
Si en los colegios leyéramos más estos libros, si de adultos lo hiciéramos sin ningún prejuicio, creo que seríamos más tolerantes. Estoy convencida de que resucitaría nuestra capacidad para sentir y valorar.
Vivimos momentos y en sociedades en el que el trabajo, el dinero y lo superficial está de moda. No nos damos cuenta de que somos menos libres, nuestra imagen es importante de cara al exterior porque estamos llenos de prejuicios. Si alguien nos ve leyendo una novela romántica podría calificarnos de “sensiblón”, podría mofarse, podrían excluirnos! Qué horror, no !.
Pues aquí va. Mis agradecimientos a todos aquellos escritores que consiguen cambiar el modo de ver y de sentir. De ponernos en otras pieles y no caer en esta cegada, frívola sociedad.
Gracias a todos los escritores que son capaces de arrancar emociones a la persona más fría del mundo y de ser incentivo para que la sociedad sea menos material y más humana.
Gracias a todos los escritores que son capaces de arrancar emociones a la persona más fría del mundo y de ser incentivo para que la sociedad sea menos material y más humana.
¡Vaya! ¡Todo un talento por descubrir! O... ¿descubierto?
ResponderEliminarFdo: un admirador de tus textos del que te gusta su "fotografía".
Muchas gracias por tus palabras.
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