El arte de sobrevivir para contarlo cap2


Llevo experimentando con la pintura desde que era muy pequeña utilizando distintos formatos, modos y lo último ha sido y es pintar solamente con mis manos.

Estos relatos sólo son experiencias compartidas para la libre interpretación y participación del lector sin la pretensión de ser una  doctrina. 
El primer día
Mañana empiezo. Es lo que me decía cada tarde mientras veía como el sol se ponía por el horizonte desde mi terraza.  Mientras,  apuraba los resquicios de mi nevera ante el pánico de enfrentarme a mi nueva meta, pintar en la calle.
Así pasaban las semanas mientras hacía simulacros del acto en mi habitación. La situación era desesperante, mi despensa vacía, curriculums  sin respuesta.
Un día cualquiera, uno más, sin nada especial vino a verme un amigo y me ordenó: “hoy empiezas”, y así fue, aquel día ordinario empecé y se convirtió en extraordinario.
Preparé mi pesado carro de pinturas y comencé a bajar por las eternas escaleras de mi edificio. Se me iban haciendo más estrechas según avanzaba, con cada escalón mis pulsaciones de aceleraban, hasta que finalmente, la  calle.
Yo y la inmensidad de mi reto.
Pensamos no ir a la calle principal y optar por hacer una adaptación en un lugar más discreto, pero pensé que debía vencer mis miedos y tomé rumbo hacia el destino previsto.
Atravesaba calles, plazas y parques hacia la que a partir de ahora llamaré “mi calle”, sintiendo como las miradas se clavaban en mí, o quizás yo creía que lo hacían cuando en realidad no se percataban de mi presencia, eran mis miedos.
Llegué al lugar, monté mi escenificación ante un  tumulto de gente que pasaban arriba y abajo, tomé mi primer cuadro en blanco, ¿qué pintar, qué hacer, cómo comportarme? .
Lancé mis pinturas sobre el cuadro y como tantas veces hice desde pequeña me abstraje del exterior y finalmente mi primer cuadro estaba concluido.
He de confesar que ese primer día fue un fracaso, ya que no vendí un solo cuadro, pero fue la mayor de mis victorias. Aquella noche dormí plácidamente.
Miedo, te vencí una gran batalla.

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